martes, 18 de octubre de 2011

¿Educación...?

No sé con exactitud si educación para adultos equivale a lo que antaño llamábamos escuelas nocturnas, aquel parcheo escolar para los que habíamos llegado a la edad de nueve o diez años (¡qué mayores, oiga!) y teníamos que trabajar durante el día para ayudar en el sustento familiar ya que aquello de que los críos veníamos a este valle de lágrimas con un pan debajo del brazo, pronto se vio que era un camelo.

Sea como fuere, yo aprendí lo poco que sé en esas escuelas nocturnas (y en los tebeos del Guerrero del antifaz), por eso tras leer en este periódico que en Onil van a suprimir la escuela de adultos por que su ayuntamiento no puede soportar semejante gasto y porque tal enseñanza no resulta productiva, no dejo de devanarme los pocos sesos que creo tener tratando de amarrar esta mosca por el rabo y, se me vienen a las mientes las siguientes preguntas: si las últimas clases nocturnas que yo recibí datan de 1962 y 63 del siglo pasado, en plena dictadura, no parecían suponer tal quebranto económico para nuestras administraciones públicas, habrá que concluir que ahora somos más pobres que en aquellos oscuros tiempos, y, si se ha llegado al convencimiento de que además esta instrucción no resulta rentable, nos lleva a pensar que La Enseñanza, más que para saber dónde queda el río Ebro, sumar seis más nueve o redactar una carta que resulte legible, habrá que encauzarla para las altas finanzas, la sabia especulación o la política de altos vuelos que son valores sólidos y de gran provecho.

En tiempos no muy lejanos, se consideraba que hacer hombres de provecho consistía en inculcarles una buena enseñanza por parte de sus profesores y unos principios de decencia por parte de los profesores, con la imprescindible colaboración de padres y abuelos. En los que nos ha tocado vivir, parece que lo que prima es que hembras y barones adquieran la suficiente sagacidad para conquistar cotas de poder, formar parte de los privilegiados que cortan el bacalao y, si ello no es posible, emparentar o trabar amistad o parentesco con senadores, diputados u otros cargos de lustre, con esto tienen asegurado el presente, y quien sabe si también el futuro; todo induce a pensar que éste, es el camino que habrá que seguir para ser hombres y mujeres de “provecho”. A lo ya conocido me remito: todo mortal que da unos chupetones a las ubres del Erario Público, queda tan reconfortado que después no hay forma humana de despegarlo de la teta de la mamandurria.

1 comentario:

  1. Erich Fromm ya preguntaba hace muchos años lo siguiente: "¿Por qué la sociedad se siente responsable solamente de la educación de los niños y no de la educación de todos los adultos de todas las edades?"

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