lunes, 21 de mayo de 2012

¡INDIGNAOS!

El juego que se traen políticos y bancos (sobre todo cajas de ahorros) con los ciudadanos, está cantado. A estas alturas se les asoman las cartas marcadas por la bocamanga sin ningún pudor, se les ve el plumero. Las cajas de ahorros hace tiempo que arrumbaron al trastero su carácter social y cultural, quizá desde que formaron sus juntas rectoras con más de un 40% de políticos del gobierno de turno. Imagínense una granja de gallinas gestionada por zorras, o, un rebaño pastoreado por lobos. Dicen que el desastre de las cajas de ahorros viene dado por su mala gestión, pero no es cierto. O no lo es del todo, porque a los dos grandes partidos que alternativamente nos gobiernan, les ha ido de cine en el asunto: buenos sobresueldos, inversiones tan millonarias como improductivas, pero que daban lustre a su partido, amén de deudas condonadas para costosas campañas electorales, de ahí, que en España siempre salgan victoriosos los dos grandes partidos.

Por eso, cuando la vaca muestra sus ubres enjutas y nos dicen que hay que sacar de apuros a las cajas de ahorros, alegando que se hace por amparar a los pequeños ahorradores, no podemos evitar la indignación, al pensar que nos están tomando por tontos.

La indignación ante lo intragable es la única arma que nos queda a los jodidos, ese grito silencioso mostrado en varias plazas españolas que no se oyó, pero se vio y se sintió, sobre todo se sintió hasta ponernos la piel de gallina, ¿o tal vez de jabalí?

¡Indignaos! Gritó Stéphane Hessel, ante la imparable carrera de expolios que se viene perpetrando contra nuestra sociedad, decapitando bienes inalienables como la libertad, sanidad y enseñanza, logrados con muchos años de trabajo y lucha pacífica.

¡Indignaos! Nos dice J.L. Sanpedro, refiriéndose a los jóvenes que estén entre los 18 y los 80 años, porque os han comido el futuro y han ido a cagarlo a los paraísos fiscales, porque la culpabilidad del sector financiero en esta acojonante crisis no sólo nos ha conducido a ella, sino que además, no se le ven trazas de un mínimo propósito de enmienda.

Yo también me indigno desde la juventud de mis 67 eneros cuando alrededor de 200 familias cada día se ven con los trastos en la calle y pequeños negocios, pequeñas empresas regentadas por trabajadores autónomos, caen como moscas, con lo que esto conlleva de gentes que se quedan sin un jornal que llevarse a la boca. La rebeldía es lo que distingue a una sociedad de un rebaño.