viernes, 30 de diciembre de 2011

Jaleo Real

Si a la Casa Real el primer yernísimo Marichalar le salió rana, el Urdangarín, además de duque, le ha salido batracio. Aunque la prudencia aconseja hablar sólo de presunciones, las evidencias son tan contundentes que nos llevan a pensar que el asunto duque de Palma, Diego Torres e Instituto Nóos, da argumento para otro más de los sucios episodios que hacen historia (triste historia) en esta malhadada España nuestra.

Por más que se diga que tan feo negocio no ha de asociarse con la Casa Real ni deslucir el lustre de tan encumbrada alcurnia, no se pueden negar unas circunstancias que nos llevan, inevitablemente, a la conclusión de que Urdangarín jamás hubiera tenido ocasión de ejercer “oficio” tan rentable si no fuera yerno de quien es, situación que le proporciona una llave que le permite abrir puertas que permanecen cerradas para el común de los mortales. El hecho de que (entre otros) el duque de Palma se quedara con más de 600.000 euros a través de Aizoon, la promotora que comparte con su esposa la Infanta, mediante facturas falsas, ya muestra que a la Casa Real le pasan los tiros muy cerca de la corona.

No es de extrañar el culebrón informativo que se ha montado a costa de este asunto, puesto que a la declaración de intenciones que obra en poder de la Fiscalía Anticorrupción que investiga la denominada operación Babel, no dejan de llegar nuevos informes que destapan operaciones y chanchullos que engrosan tan turbio conglomerado. Este aluvión de noticias da lugar a que surjan voces destempladas que proclaman que los medios y la opinión pública han establecido un juicio paralelo al de los estamentos convencionales contra el duque de Palma y, hasta contra la Casa Real, ha sido violado el secreto de sumario y se han hecho mangas y capirotes de la presunción de inocencia; nada más lejos de la realidad. Las noticias que van llegando a nuestro conocimiento provienen de fuentes fiables y los medios que las publican se guardan de no caer en la gratuidad o difamación como de mearse en la cama, puesto que se están tratando asuntos de extrema gravedad.

Lo que resulta inevitable es que los ciudadanos que formamos la plebe, los que llegamos a fin de mes a rastrapanza, nos encontramos en una situación de indefensión al concluir que quienes tienen poder, nos estrechan con cada uno de sus escándalos un punto más el dogal que nos rodea el cuello.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Descansen en paz

Mirar para atrás es conveniente para evitar que la Historia nos aplaste, pero hacerlo con prudencia, de reojo y a través del retrovisor de la memoria, puesto que, si giramos la cabeza al completo perdemos el presente y nos arriesgamos a pegarnos el crismazo padre.

Los viejos de ahora sabemos de la guerra incivil lo que nos contaron nuestros padres cuando la sangre derramada todavía no estaba seca, y de Franco, que era el amo absoluto, no ya de nuestros actos, sino hasta de nuestros pensamientos. Nuestros hijos no conocieron ni la guerra ni a Franco, ni puñetera falta que les hace. Por eso cuando algunos de nuestros políticos, o sectores de nuestra sociedad, pretenden remover el cieno (ellos sabrán con qué fines) y les da por soliviantar tumbas, no puedo evitar sonreír con escepticismo por debajo del colmillo. Creo que el que fue nuestro dueño y señor durante nuestra juventud, se está portando francamente bien desde que le colocaron la cobertera de una tonelada y media. Y no es que tema que vaya a resucitar cuando lo destapen, pero sí podría reavivar viejos escozores, polémicas trasnochadas e inútiles.

Cierto es que ‘El Valle de los Caídos’ está llegando a un estado de deterioro que frisa la pura ruina, pero que precisamente ahora, cuando atravesamos una situación de agobio económico en el que nos están restringiendo hasta el resuello, en el que cada día aumenta el número de familias a las que se les están cerrando todos los caminos para seguir subsistiendo, creo que no es el momento más propicio para plantearse la restauración de lápidas y sepulturas con goteras, ya se podía haber hecho en tiempos de más abundancia o, al menos, haber mantenido esas obras mejor cuidadas.

Quienes allí descansan –mártires, héroes o simplemente víctimas de la sinrazón– tal vez pensarían, si pudieran pensar, que sería más conveniente que nuestros mandamases, si pudieran mandar, se esforzaran en idear fórmulas para que sus nietos y biznietos (de los caídos, quiero decir) no se acostaran cada noche con la angustia de no saber si al día siguiente tendrían algo que echar al puchero.

Los vivos necesitan alimentarse para seguir estándolo y las necesidades de los muertos se cubren con rezarles, si se tiene devoción, recordarlos, respetarlos y sobre todo… dejarlos descansar en paz.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Aguas turbias

El agua nos sube a los ibenses un 6’5%. Eso nos queda a los ciudadanos meridianamente claro; no así el porqué, que se nos plantea más espeso que el arrope. En principio, el PP se vio obligado a retirar la inicial propuesta de subida de un 8’8% por falta de apoyos, pero el señor Valls, en un gesto caballeresco, tendió la mano a la alcaldesa, a la sazón sola ante el peligro, lo que dio lugar, tras un cierto regateo con la compañía, a que la subida se quedara en un 6’5%, en vez del 8’8 que se pretendía.

La oposición, formada por PSOE, EU y la abstención de ADIi, esgrimieron que los informes que viene presentando la compañía adjudicataria Aquagest sobre el desglose de gastos, son falsos, hablando incluso, “de presunta estafa”.

Harto difícil resultaría deslindar quienes tienen o no razón en este galimatías que cae en nuestras manos, ya que, lo normal en estos casos, habría sido obligar a Aquagest a presentar sus cuentas claras desde que se detectó la primera anomalía, como se suele hacer con cualquier ciudadano de a pie que, ante el más leve desajuste que roce siquiera las cuentas que hemos de rendir a las administraciones públicas, se nos mira hasta en las costuras de los calzoncillos.

Por otra parte, habría que añadir que Aquagest asegura haber tenido un déficit anual en Ibi de 300.000 euros, un 32% de pérdidas de agua y un gasto de personal de 250.000 euros; a ver quién me amarra esa mosca por el rabo.

Al no haber comenzado la casa por los cimientos, ahora nos topamos con que todo el mundo tiene razón, o no la tiene nadie, vaya usted a saber…

Algo que llama la atención es ese 32% de agua que, según la compañía, se pierde (supongo que se referirán al total extraído de los pozos) y esto sí que supone un derroche tan inútil como imperdonable, dado que el preciado líquido es un bien que no abunda, téngase en cuenta que los acuíferos se desploman inexorablemente, año tras año.

Este asunto, por lo enrevesado de su contenido, no tiene por dónde hincarle el diente, pero hay dos cosas que no admiten duda alguna: las cuentas deben estar claras “como el agua” y el que se pierda casi una tercera parte del bien llamado líquido elemento sin que nadie dé explicaciones de por dónde, ni por qué, tendrían que evitarlo por todos los medios y, de todo esto, el principal responsable es nuestro ayuntamiento. Y no un partido, sino todos.